Historia de Córdoba

Muralla del Alcázar en Córdoba

Muchos historiadores sitúan el primer asentamiento de población en Córdoba hacia la edad de Bronce. En el siglo II a.c. Córdoba fue tomada por los romanos. A mediados de este siglo, el general Claudio Marcelo, acuña a la ciudad el nombre de Corduba. La ciudad vive un periodo de enriquecimiento cultural y comercial en donde se construyen lujosos palacios, templos y edificios. No obstante, con la dispersión del imperio romano, la ciudad entra en un parón de crecimiento y prosperidad, que se mantiene durante la invasión de los visigodos hasta que, en el siglo VIII de nuestra era la ocupación árabe se apropia del extinto reinado visigodo y a partir de ese momento se produce la coexistencia entre cristianos y musulmanes.

En el año 756 Córdoba se convierte en la capital del emirato independiente  de Al-andalus. Es entonces cuando Abderramán I (Abd al-Rahman I), que había llegado a Córdoba huyendo de la matanza  de su familia a manos de los Abasidas, realiza la primera ampliación conocida de la Mezquita Aljama de Córdoba, así como la construcción del Alcázar. No fue hasta la toma de poder de Abderramán II (Abd al-Rahman II) cuando se produjo la segunda ampliación y la época de máximo esplendor de la ciudad.

Con Abderramán III, (Abd al-Rahman III) hacia el año 929, Córdoba se convierte en la capital del Califato independiente de Damasco, constituyéndose entonces en la ciudad más grande y rica de todo el mundo, y sede política de todo el reino islámico.

Alhakam II, hijo de Abderramán III continúa expandiendo la presencia de Córdoba, que se encumbra como  cuna cultural. Hixam II, el hijo de Alhakam II, dejó en manos del visir Almanzor la tercera y última ampliación de la Mezquita.

Pero ambos, Hixam II y el visir Almanzor, no supieron continuar con el legado adquirido, por lo que, hacia el año 1013 se pone fin al Califato.

Dos siglos más tarde, Córdoba sufre la invasión del ejército cristiano, produciéndose una nueva repoblación. Las construcciones se basan ahora en Iglesias, llamadas “Fernandinas” en honor al monarca Fernando III.

Tras la Guerra civil de 1366 y la peste negra Córdoba sucumbe a la pobreza y a una grave crisis social. Un siglo más tarde, los Reyes Católicos ordenan la expulsión de todos los judíos dentro de territorio cristiano.

A finales del siglo XVI, bajo el reino de Felipe II, Córdoba se beneficia de opulentas edificaciones barrocas  hasta que a comienzos del siglo XIX la ciudad ha de enfrentarse al sometimiento del ejército napoleónico del que no escapa fácilmente.

Con las guerras Carlistas Córdoba  vive nuevamente periodos de precariedad.

Monumento a Maimónides en Córdoba

Bien entrado el siglo XX, la ciudad renace de sus cenizas y comienza a recuperar la importancia que tuvo en el pasado. En plena era moderna, el casco histórico de Córdoba tiene el privilegio de obtener la mención de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, lo que sin duda viene a hacer justicia a una urbe que antaño fue referencia cultural y económica en todo el mundo. Actualmente postula a la Capitalidad cultural europea en el 2016.

Grandes ilustres españoles tuvieron cuna en Córdoba: Séneca, filósofo romano, Maimónides, médico y teólogo judío, Averroes, filósofo y médico musulmán, Luís de Góngora, poeta y dramaturgo del siglo de oro español, Marco Anneo Lucano , poeta romano y Juan de Mena, poeta del prerrenacimiento.