A pesar de la relativa importancia anterior a la ocupación romana de la península que Helmantica como precursora de la actual Salamanca pudo tener, lo cierto es que tras la caída de los Cartagineses y su expulsión de la península, será bajo la dominación romana cuando la ciudad comience a ver como paulatinamente su importancia va subiendo de nivel hasta convertirse en un importante nudo comercial y de comunicaciones dentro de las redes comerciales de Roma en la península, hecho este que queda patente en los restos aun visibles del puente Romano datado en el siglo I cuya relación con la llamada Via de la Plata, una de las principales calzadas romanas, resultaba fundamental.
La caída del Imperio Romano y las sucesivas ocupaciones primero por parte de los Alanos que la incorporan a Lusitania y posteriormente por parte de los Visigodos conducen a la ciudad, como prácticamente a toda la península, a una época de claroscuros donde es difícil obtener datos fiables y que llevan a otro gran salto en la historia de la ciudad con la ocupación musulmana de buena parte de la península a partir de principios del siglo VIII.
Tanto Salamanca como el entorno vivirán sus horas más bajas tras la ocupación citada ya que, situada en una especia de tierra de nadie, tanto la ciudad como las poblaciones del entorno comenzarán a despoblarse progresivamente hasta, prácticamente ser borradas del mapa y no será hasta mediado el siglo X cuando se comienza a repoblar de manera lenta, pudiendo considerarse que a finales del siglo XI se produce el definitivo impulso de renacimiento de la ciudad.
Tras la unión de los reinos de Castilla y León Salamanca comienza un proceso de crecimiento en el cual cobra importancia capital el concepto de ciudad de estudio merced, entre otras acciones, a la conversión de las llamadas escuelas catedralicias en la Universidad de Salamanca sucedida en 1253 y que sin lugar a dudas constituye uno de los hitos históricos que marcan el carácter de la Salamanca actual.
Convertida ya en centro referencial del saber y la cultura y, tras su participación a favor de los Comuneros a comienzos del siglo XVI, será precisamente en este siglo el considerado como una de las edades de oro de la ciudad, momento en el que, resulta fundamental tener en cuenta la época para realzar la importancia del dato, prácticamente el 25% de la población de la ciudad lo constituían estudiantes.
Los decenios de descenso demográfico de Castilla y León, que obviamente también afectaran a Salamanca, la posterior guerra de independencia, el cierre de las Universidades y la posterior reducción de la Universidad de Salamanca a exclusivamente universidad provincial tras su reapertura condujeron a un decaimiento de la hermosa ciudad que comenzará a remontar a comienzos de los años 20 del pasado siglo y que, tras el paréntesis de la Guerra Civil y la dictadura, proyecta todo su esplendor en la actualidad viviendo este no solo de sus recuerdos sino de su enorme potencial cultural, educativo, social y humano.