El origen exacto de Cádiz es incierto. Muchos historiadores sitúan su génesis en el siglo VIII a.C, datos que se han ido conociendo a raíz de los descubrimientos arqueológicos que han ido descubriéndose.
El primer pueblo que se documenta en su historia es el fenicio, que acuñó el nombre de Gádir a la ciudad, en un principio archipiélago de las islas Antípolis, Kotinousa y Erytheia, hoy convertidos en la propia Cádiz y la población de San Fernando.
Al nombre de Gádir le siguieron los de Gadeira y Gades, este último empleado por el pueblo romano, y de todos ellos derivó el término «gaditano», nombre con el que se conoce al habitante de Cádiz.
En cuanto a dónde se originó también sigue siendo un misterio, mientras unos especialistas erigen el comienzo de su organización en la susodicha isla de Erytheia otros afirman categóricamente situarse sobre el emplazamiento que hoy ocupa el Castillo de Doña Blanca.
Parece apoyarse la hipótesis de que la parte vieja de la ciudad se ubicó en la isla de Erytheia, dado el hecho del descubrimiento de los restos de una vieja fábrica de salazones.
La ciudad veneraba al Dios fenicio Melkart, por ello tenía numerosos santuarios en su honor, uno de ellos el Templo de Hércules Gaditano, situado sobre lo que hoy es Sancti Petri.
Si de venerar a Dioses se trata, también honraba a Moloch Baal, Dios fenicio que representaba el fuego purificador, y cuyos actos de fe se materializaban ofreciendo en sacrificio a seres humanos. Este dato lo aportó el filósofo y político romano Marco Tulio Cicerón. Se sabe también, gracias a otros testimonios y pruebas escritas, que adoraban a diversos héroes y tenían semidioses a los que ensalzar e idolatrar.
Tras la etapa fenicia, Cádiz pasa a dominación de los Tartessos, pero tras presenciar batallas, dominaciones y la destrucción del imperio, la era llamada Púnica trae consigo el dominio de la ciudad por los cartagineses llamados Bárcidas. Gádir asumió este hecho, que trajo consigo una época de esplendor y extensión de su territorio.
Pero los Cartaginenses disputaban con Roma la dominación del este de la península y Gádir tuvo que someterse finalmente hacia el año 206 a.C. Consiguió entonces el honor de ciudad federada del imperio, y atrayendo algunos privilegios para sí, como una mejora en su riqueza gracias a la exención en el pago de impuestos.
Con Gádir renombrada a Gades la ciudad ve aumentado su patrimonio, se construyeron templos, un acueducto, que le permitía transportar agua desde zonas aledañas, navíos o un circo romano.
Se erradicaron, además, antiguas costumbres y tradiciones, como la de los sacrificios humanos en los templos y empezaron a venerar a otros dioses.
Tras la época romana y la dominación posterior por los vándalos, los bizantinos y visigodos Gades pierde identidad y poder, centrándose en una ciudad cerrada al comercio, de esta época datan algunas murallas encontradas siglos después.
Aproximadamente en el año 711 Gades termina su dominio visigodo y pasa a ser territorio conquistado por el pueblo musulmán, y ahora será conocida como Qädis. Es gobernada por diferentes reinos musulmanes, formando parte finalmente del Imperio almohade.
Hasta la reconquista cristiana, a Cádiz se le atribuye una dominación vikinga.
En 1262, con dicha reconquista, forjada por Alfonso X el Sabio, la población era tan escasa que se optó por repoblarla trayendo habitantes de otras zonas, del norte principalmente. Nuevamente la ciudad goza del privilegio de la exención de varios impuestos, que se fueron sucediendo con los posteriores gobiernos.
El hecho histórico más relevante que sucede después alude a constituir punto de partida de diversas expediciones de Cristóbal Colón, permitiéndose en su puerto la importación de productos procedentes del Océano Atlántico, concretamente de las Antillas.
Se suceden diversas dominaciones posteriores, momentos cruciales para su población y el mantenimiento de su estructura como ciudad.
Posteriormente, con motivo de la instauración de la ley que regulaba el comercio y la navegación, cuya sede se llevó Cádiz, el comercio marítimo creció considerablemente, lo que motivó que fuera enriqueciéndose y que gran parte de la burguesía se instalara definitivamente a vivir allí.
No solo en nuestro siglo sufrimos Tsunamis, allá por el otoño de 1755 un maremoto asoló por completo parte de la provincia, mientras que el resto quedó muy destruido y con su población muy mermada.
Ya en el siglo XVIII la ciudad se ve recuperada, gracias al mantenimiento del núcleo comercial marítimo, el establecimiento de los Borbones y la institución de la primera Casa Consistorial.
Más tarde a estas reseñas es destacable la invasión por el ejército francés.
El siguiente hecho relevante, no solo para la ciudad, sino para todo el territorio español fue la firma de la Constitución española en 1812, y que con motivo de celebrarse tal acto el día de San José fue bautizada coloquialmente como “La Pepa”. La Constitución, entre otras cosas, abolió definitivamente al Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, vigente desde el siglo XV.
Cádiz vive, posteriormente, revueltas, una primera y segunda repúblicas, la implantación del tranvía, la explosión de un polvorín que la destrozó en buena parte, una época de transición política, una época de mayor explosión demográfica, la apertura al turismo, con el consiguiente crecimiento de su núcleo urbanístico y una prosperidad económica equiparable a una gran urbe, viviendo, como cualquier otra ciudad, los hechos clave (políticos, sociales y culturales) que se sucederán en España en el siglo XXI: cambio de una dictadura a una democracia, instauración de la monarquía, cambios políticos, altos índices de desempleo…